
He pasado algunos días en que prácticamente pareciera estar a punto de hacer combustión espontánea.
El fín de semana llovió pero no se quito mucho el calor.
Extraño mucho aquellos días de frío, en que hiciera lo que hiciera y pasara lo que pasara no había poder sobre la tierra que calentara mis manos.
Azul, gélida y con el corazón bombeando muy fuerte para darme calor. Ahora empiezo a sentir que me consumó lentamente cada día con la temperatura corporal de más de 37º, pareciera que por las noches la febrícula me envuelve y no me deja dormir.
Extraño el otoño cuando las hojas caen y las calles son una alfombra crujiente y hay suficiente frío para dormir con la sangre congelada... mi mejor estado...
¿Que venga la lluvia!... tengo unas tremendas ganas de mojarme, hasta que me pese tanto la ropa que apenas pueda caminar.
El frío me recuerda historias, historias de Ana, mis propias historias, que las congelo en la memoría para no morir carbonizada... cualquier noche de estas...
Añada de Ana La Friolera.
(tradición asturiana)
Vivían en Norteña,una ciudad costera
donde la mar era gris y la lluvia eterna.
Ella pasaba frío apenas la noche llegaba.
Con una manta a cuadros él la arropaba.
Prometieron quererse mientras el frío existiera.
Él la llamabaAna La Friolera.
Tuvieron un riña y él la dejó marchar.
Supo que no volvería,no vuelve la ola al mar.
Ella pudo llevarse todo lo que teníapero dejó olvidado el frío que sentía.
Ahora, bajo la manta a cuadros,él trata de coger el sueño.
Desde que ella se marchó allí siempre es invierno.
Y la buscó sin descanso desde San Pedro a Las Mestas.
Teme morir congeladouna noche de éstas.
La gente le llama insensato,yo aún doy mi vida entera
por sólo una noche con la chica friolera...
NV
Louve de France
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